Adiestramiento canino

La palabra mágica para adiestra a un perro no es «amor», sino «paciencia». No es necesario querer a un perro para adiestrarlo pero si es necesario ser paciente con él. Además de paciencia es necesario poseer sentido común y consideración. En esta sección veremos como se lleva acabo el adiestramiento básico de un cachorro o de un perro adulto, el adiestramiento es el mismo pero en el perro adulto generalmente implica un poco de más trabajo.

Existen muchos entrenadores de perro que recomiendan esperar a que un cachorro alcance por lo menos los 6 meses antes de empezar a adiestrarlo. Lo que no dicen es cómo se convive seis meses con un ser de produce enormes cantidades diarias de residuos sólidos (y sobre todo líquidos) en un departamento alfombrado. Ciertamente el sistema nervioso de un cachorro menor de seis meses está aún inmaduro, por lo cual no nos sorprenderá encontrar que lo que el cachorro pareció aprender muy bien el lunes, lo ha olvidado el martes. Sin embargo el cachorro nunca olvida totalmente y aunque es cierto que le costará mayor esfuerzo, pero al final logrará aprender lo que queremos que aprenda, como puede ser el que no es correcto utilizar el edredón nuevo de nuestra novia para descargar su siempre generosa vejiga o que tampoco es bueno hincarle el diente a nuestro costoso e importado libro de Borges.

La educación de un perro, como la de un niño, es, o debe ser, integral. Es decir, consta de diversas partes y los cuidadores de los perros (antes se les llamaba dueños) deben estar pendientes de que cada parte se realice en el transcurso del día. Así, los cachorros y perros adultos deben comer una dieta balanceada, hacer ejercicio, convivir con otros perros, convivir con su familia humana (su manada), con otras diferentes personas, etc. Si cuidamos que nuestro perro tenga todo esto pero no lo educamos el resultado será un perro sobreestimulado que no se estará quieto ni parará de ladrar, al que siempre tendremos que estar correteando y al cual jamás podremos quitarle la correa y dejarlo libre con la confianza de que obedecerá a nuestras órdenes. Cada año, miles de perros de esta clase terminan su vida en las perreras de todo el mundo: se han vuelto insoportables, o inmanejables para sus dueños. La educación de un perro es pues, una parte importante de su formación integral. La gran mayoría de las veces, más que la cuestión del dinero o del espacio, la educación es el factor determinante a la hora de tomar una decisión sobre la viabilidad de seguir teniendo o no un perro en la casa.

El adiestramiento básico de un perro no consiste en las habilidades de sentarse, echarse, dar la pata, ladrar cuando se le pide, etcétera: dichas habilidades son solamente la comprobación tangible de que nuestro perro ha comprendido y aceptado la organización jerárquica de la manada. Los perros, como los lobos, organizan su vida social de acuerdo a una jerarquía. De acuerdo a esa jerarquía el perro decidirá a quién le hace caso y a quien no, de quién hay que estar pendiente para recibir órdenes y de quién no es necesario no voltear a ver. En la cúspide de la jerarquía se encuentran la hembra Alfa y el macho Alfa, después vienen los príncipes herederos al trono, más atrás están a los que no hay que pedir permiso para hacer lo que se quiera y por último aquellos de quienes se puede uno aprovechar e incluso amedrentar un poco.

Por supuesto el cachorro en tanto va creciendo intenta situarse como la hembra o el macho Alfa y gozar de todos los beneficios que ello implica, como es el no dar cuenta de nada de lo que se hace. El cachorro con frecuencia nos reta y hace cosas para «tantear el terreno» y saber hasta dónde puede llegar cuando estamos con él. Para mi sorpresa, he comprobado que con bastante frecuencia los cachorros logran su objetivo de coronarse y entonces sus cuidadores (dueños) están perdidos: no lograron situarlo en su posición subordinada y ahora el perro hace y deshace a su gusto, tal vez los desesperados dueños le propinen algunas golpizas pero eso no servirá, al contrario, el perro tratará de vengarse con los zapatos y los muebles en cuanto tanga la oportunidad de hacerlo.

Todo ese desagradable comportamiento se pudo haber evitado si el cachorro hubiese encontrado su lugar en la jerarquía desde sus primeros meses. Ahora bien, la cuestión es ¿cómo se sitúa a un cachorro en su lugar?, O más exactamente ¿cómo se le enseña a un cachorro que vea a su dueño como el miembro Alfa?. En primer lugar, el hecho de que el cachorro no sea Alfa no significa que lo condenemos a llevar una vida servicial y sumisa, al contrario, en cuanto el cachorro se da cuenta de que él no manda asume su papel de colaborador en la manada e intenta ayudar en todo lo que pueda a la conveniencia del grupo desarrollando sus propias capacidades, siempre en coordinación con el miembro Alfa, el cual, sabiamente le indica hacia dónde ir o cuando es el momento de pasear. Este es el secreto del éxito de los pastores, los cuales como Alfas indican a sus perros cómo y cuando reunir a las ovejas.

¿Alguna vez ha visto a un perro enrollar un periódico y golpear a otro perro mientras le dice «no, mal perro?», ¿O alguna vez ha visto que una madre le enseñe a su cachorro a no orinar dentro de la guarida tomando el hocico de su cachorro y revolcándolo en su orina?. Apuesto a que no, y bueno, no entiendo por que hay tanta gente que eso le hace a sus perros y cachorros, ambos «métodos» son absolutamente estúpidos. A UN PERRO JAMÁS HAY QUE PEGARLE. Si lo hacemos el perro perderá la confianza en nosotros, y como en cualquier otro tipo de relación, si no existe la confianza mutua lo mejor es olvidarnos de ella. Para que un cachorro nos reconozca como el Alfa simplemente hay que comportarnos como el alfa se comporta en los documentales de Discovery Channel, esto es, nosotros decidimos cuando y dónde se hacen las cosas y sí el cachorro no está de acuerdo con nosotros hacemos lo que un sabio padre perruno haría: tomarlo suave pero firmemente del cuello, levantarlo unos centímetros del suelo y llevarlo hacia donde nos convenga, ya sea al baño si es que he hecho donde no debe, o alejarlo de la mesa si no deseamos que nos inoportune mientras comemos. Alguna vez, cuando se está portando extraordinariamente mal, habrá que inmovilizarlo con nuestra mano por unos segundos el cachorro tratará de librarse pero usted, cuidando mucho de no lastimarlo, lo mantendrá lo más inmóvil que pueda. Puedo asegurarle que éste «candado» es mucho más efectivo que cualquier periódico enrollado. Si usted desea que el «castigo» sea más efectivo, puede hacer una especie de sonido, como un gruñido por la garganta, mientras lo sujeta. Con el tiempo el cachorro o el perro asociarán el gruñido con el castigo y bastará hacer el sonido con la garganta para que el perro comprenda que lo que está haciendo no es de nuestro agrado.

Además de esto el cachorro debe estar bien consciente de quién es el que le da de comer y cual es su turno para alimentarse, esta parte del entrenamiento es bastante divertida: sirva la comida del cachorro en su plato y al hacerlo póngase usted también de cuatro patas al nivel del suelo, finja comer del plato del cachorro haciendo ruidos con la boca (la de usted), el cachorro tratará también de comer al mismo tiempo que usted del plato pero usted aquí hará el ruido con la garganta y lo mirará profundamente a los ojos intentando una agresiva mirada como diciendo «si te aproximas un centímetro más te vas a arrepentir por el resto de tu vida». Si el cachorro insiste aplíquele el «candado» descrito arriba y diga en voz alta «raus» que es la orden que significa «aléjate». El cachorro pronto desistirá y aprenderá que solo puede comer después de usted. Del mismo modo, el cachorro debe tener su lugar para dormir y debe aprender que solo si usted lo desea él puede subirse a la cama. Si el perro se sube a la cama sin su consentimiento dígale «raus», si no obedece tómelo suave pero firmemente del cuello y dé unos ligeros tironcitos para encaminarlo a su cama. Cada vez que nuestro amigo se ponga reacio a moverse usted a de hacer lo mismo, siempre sin armar escenas de violencia. La idea es que al final él quedará absolutamente convencido de que si usted lo dice en serio, no existe ni la más remota posibilidad de que él se salga con la suya. Por supuesto, el cachorro es un ser extraordinariamente sensible a los estados de ánimo de los demás y notará de inmediato cuándo usted dice las cosas en serio y cuándo usted está en una posición más flexible para con él.

Existe un truco más o menos vil para lograr que nuestro cachorro nos vea como el miembro alfa del grupo. Para ello necesitaremos la ayuda de un amigo. El truco consiste en que el amigo, posicionado convenientemente en un lugar donde no lo pueda ver el cachorro (podría ser detrás del sofá o de la cama), muestra un horrible muñeco que además hace ruidos amenazadores, en mi caso, poseo un reloj despertador en forma de Mickey Mouse el cual, al ser horrible y tener como alarma la voz del propio ratón, funcionó a la perfección. El resultado de la abrupta aparición es el miedo del cachorro el cual a veces ladra o a veces se trata de esconder en algún lado. Heroicamente nosotros hacemos una gran entrada desde el fondo de la habitación, tomamos el muñeco, lo pateamos y golpeamos mientras le decimos «no, no muy mal muñeco», seguramente su cachorro, al ver que todo está bajo control, se unirá a usted y juntos le darán una golpiza al muñeco. Al final de todo el desbarajuste su cachorro le lanzara una mirada llena de admiración que dice «oh, que valiente, que fuerte, contigo estoy bien seguro».

Ahora bien, la idea de hacer todo esto es que entre usted y su perro se establezca un fuerte lazo de amistad y cooperación. Y si a veces usted establece sus reglas, también debe demostrarle a su perro que en usted tiene un compañero cariñoso, alegre y sobre todo justo. No se le debe golpear al cachorro si en cierto momento no hace caso o si se muestra demasiado hostil con alguien. Si usted ha decidido tener un cachorro también, aunque no se la haya informado, ha decidido competir en el campeonato mundial de paciencia. Pero ya es demasiado bla, bla, bla, vamos a los hechos.

Las habilidades básicas que todo perro debe tener son:

  • Sentarse
  • Echarse
  • Acudir al llamado.
  • Alejarse
  • Pasear con correa.

Desde hace más de 50 años los científicos saben que en educación, el premio es 800% más efectivo que el castigo. Algo que se aprendió con premios se aprendió con gusto, por lo cual se hace más difícil de olvidar. En cambio, todo lo que se aprendió con castigos se olvida rápidamente. Quizás está sea la razón por la cual ningún adulto sabe como diablos se sacan las raíces cuadradas. Por cierto siempre he envidiado a los perros, pues no tiene que acudir a la escuela primaria. Quizás está sea la razón por la cual siempre están tan de buen humor.

El método para enseñar a los perros (o a cualquier otro animal) se llama método de aproximaciones sucesivas o MAS y es el mismo método que se usa en los circos para adiestrar animales. El método consiste estar atento a los que el animal haga y premiarlo cuando realice algo que más o menos se parezca a lo que queremos que haga. Como lo hemos premiado cuando hace algo, el cachorro lo repite, por lo cual lo seguimos premiando. El secreto aquí radica en volvernos cada día un poquito más exigentes en los requisitos para dar los premios. Veamos él MAS en acción al enseñarle a nuestro perro a sentarse. Para ello usted debe colocarle su collar de anillos de metal corredizo, si no lo tiene vaya a comprarlo.

Las sesiones de adiestramiento no deben durar nunca más de 15 minutos. Y no puede haber más de tres sesiones al día. El mejor momento para las sesiones es después de un paseo y antes de la comida. En ese momento el perro está muy despierto y no demasiado inquieto. Además, lo más importante: tiene mucha hambre, lo cual nos garantiza una gran docilidad para el aprendizaje. Usted y su perro deben estar sólo sin nadie más alrededor que lo interrumpa o le diga al cachorro (o a usted) «no, así no». Ya más adelante usted podrá presumir a su obediente cachorro en público.

Colóquese delante de su cachorro y dele un par de premios. Esto lo hacemos con la intención de que el cachorro centre su atención en nosotros. (Es muy importante que el cachorro con el tiempo aprenda a mirar y a interpretar el rostro del adiestrador, una señal inequívoca de que un perro no está educado y que puede ser peligroso la constatamos cuando vemos a un perro que no busca la cara de los demás). Después de que el cachorro tiene presente que poseemos cosas deliciosas para él, a continuación le damos la señal visual de que se siente acompañada de la orden. Los perros se guían más por señales que por palabras por lo cual cada orden tiene su señal, veremos una cada vez.

La palabra para que se siente es «sits» y la señal es la siguiente: coloqué la espalda muy recta, levante el brazo derecho de modo que la mano quede a la altura del rostro y extienda el dedo índice. Como verá, es una posición muy parecida al saludo nazi. Ahora dirigiendo una mirada nazi a su perro diga con voz clara y firme «sits». Por supuesto, su perro lo mirará a usted como a un demente y no le hará el menor caso. Ayudémosle un poco: presionemos con nuestra mano su trasero (los españoles le llaman culete y los argentinos colita) la presión debe ser suave y firme cuidando de no lastimarlo. De este modo lograremos que nuestro cachorro se siente, cuando este sentado lo acariciamos, le decimos «muy bien, sits… sits,. buen perro» y le damos su premio. Cada vez que se siente le daremos un premio. Luego el cachorro se sentará por si solo y ahí es donde otra vez nos colocamos en saludo nazi y le decimos «sits». Usted se estará preguntando por que además de la palabra hay que darle una señal visual, como ya dijimos es más fácil para el perro aprender una señal de este tipo que una señal sonora (palabra), paro hay otra razón importante y es que el cachorro aprenderá a interpretar la señal aún a una gran distancia. Si estamos en algún lugar del campo y vemos a nuestro perro en dirección de un niño que está aprendiendo a caminar uy estamos demasiado lejos aún como para gritar a todo pulmón «¡sits!» (situación en la que me he encontrado con frecuencia) es muy conveniente que haciendo la señal de «sentarse» el animal se siente mientras esperamos que el infante se aleje.

Él MAS y las señales se usan de modo coordinado, ésta es la tabla de las habilidades con sus señales y órdenes correspondientes. Siempre es recomendable mirar al cachorro a los ojos siempre que se pronuncia la orden. La orden es pronunciada con voz clara y nunca hay que gritarle al cachorro.

  • Habilidad
  • Orden
  • Señal

Sentarse Sits
De pié con el brazo levantado a la altura de la cara y extender el índice.

Echarse Platz
De pié con la mano a la altura del pecho cerramos el puño y lo alejamos y lo acercamos al pecho rápidamente.

Pasear con correa

Alejarse Raus
El ceño muy fruncido y el tono de la voz particularmente firme.

Acudir al llamado Kom

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