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¿Cómo afrontar el duelo tras la muerte de mi mascota?

Algunas personas podrán pensar que afrontar la muerte de un perro, gato o cualquier animal, es más manejable en comparación con la de algún familiar o amigo; sin embargo, hay mascotas que han jugado un papel muy importante como compañeros de vida, brindando afecto incondicional, alegría, nobleza y fidelidad, logrando así ganarse desde un espacio enorme en los corazones de sus propietarios, hasta convertirse en parte fundamental de la familia, haciendo que el sentimiento de pérdida pueda ser realmente duro.

De acuerdo a un estudio del Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Hawái, Estados Unidos, el 30% de los dueños llegan a sentir dolor durante medio año o más, mientras que para un 12% supone un suceso muy traumático en sus vidas[i]. A propósito de ello, Adriana Flores Salazar, psicóloga especializada en Tanatología, aseguró: “Cerca del 50% de los propietarios, después de la pérdida de sus mascotas, padecen dificultades en su trabajo y/o vida social como resultado del periodo de duelo[ii]. Además, muchos de mis pacientes aseguran haberse sentido avergonzados, pues familiares o amigos no lograban comprender el vínculo tan significativo que formaron con sus compañeros y del cual tenían que desprenderse”.

El abanico de emociones que viven en esos momentos puede ser muy complicado y difícil de llevar. La especialista explicó que influye demasiado la forma en que la mascota haya fallecido al momento de llevar el duelo. Según este mismo estudio, 52% de los propietarios la había perdido por causas naturales y otro 37% se había visto obligado a hacer uso de la eutanasia debido a un padecimiento grave, estos últimos, fueron las personas que presentaron mayor problema para superarlo[iii].

“A muchos les cuesta trabajo eliminar el sentimiento de culpa, ya sea por no haber pasado más tiempo con su mascota o, peor aún, si su deceso se debió a partir de alguna enfermedad de la que, desafortunadamente, ya no había más esperanzas; pues experimentan la sensación de haber podido evitarlo”, mencionó.

Así fue el caso de Viviana Vargas, abogada y propietaria de su cachorra dálmata, Hanna. “Solían tacharme de exagerada por haber sufrido y llorado por varios meses su muerte aun cuando sólo conviví nueve meses con ella. De chica, mis padres nunca me habían dejado tener un perro, fue hasta que trabajé, me independicé y creí haber encontrado el momento perfecto para tener uno; literal, Hanna era mi única compañía cuando llegaba a casa; sin embargo, no estaba tan informada de las enfermedades que podían ser mortales para ella”.

“Siempre se mostró sana y juguetona. Nunca creí que, en un paseo cotidiano al parque, ella se contagiara de Distemper, mejor conocido como Moquillo. A los pocos días ya no era la misma, fiebre, tics y convulsiones comenzaron a apoderarse de ella y, después de una gran batalla para poder salvarla, el veterinario me dijo que su sufrimiento y las secuelas de esa enfermedad iban a ser bastantes. Me sentí sumamente culpable porque me repitió, en varias ocasiones, que existen vacunas contra ese virus, que había formas de prevenir la enfermedad. Sentía que toda la culpa caía sobre mí”, expresó.

Ante esta mezcla de sentimientos que pueden experimentar los propietarios, hay que ser muy cautelosos. Por ello, Sandra Cortés Robles, Directora del Segmento de Animales de Compañía de la farmacéutica veterinaria Boehringer Ingelheim Animal Health, conocida por sus vacunas Recombitek, enfatizó que, si bien es importante que los dueños de las mascotas estén informados acerca de las enfermedades virales, bacterianas y crónicas a las que son susceptibles sus mascotas, es necesario concientizar tanto a veterinarios, familiares y amigos, sobre lo fundamental de permitir vivir el duelo, apoyarles en el proceso, no reprimir las emociones y ser lo más empáticos posible al momento de hablar del tema.

“Tampoco es recomendable conservar las cosas que eran de tu animalito (camas, casas, juguetes, platos, collares), sobre todo si la muerte fue a causa de un virus, ya que de tener otra mascota en casa, o la intención adquirir una en poco tiempo, ésta puede contagiarse debido a que los agentes patógenos pueden permanecer en el ambiente durante meses”, explicó Sandra Cortés.

Ambas especialistas afirmaron que es sano y normal pasar por diferentes fases para superar su partida:

  • Negación: Negarse a sí mismo o al entorno que ha ocurrido la pérdida.
  • Descontento: Por no poder evitar su muerte, buscando razones causales y culpabilidad.
  • Negociación: Entendiendo los pros y contras. Se intenta buscar una solución a pesar de que el “hubiera” no existe.
  • Depresión: Pueden llegar a ocurrir episodios depresivos que deberían ceder con el tiempo.
  • Aceptación: Se asume que la pérdida es inevitable. No es lo mismo aceptar, que olvidar.

“Es lógico, no todos tardamos el mismo tiempo en recuperarnos de la pérdida de un ser querido. Para muchas personas, las mascotas serán siempre esos seres que nos enseñan nobleza, bondad y amor incondicional; por esa razón, cuidar de ellos, manteniendo un calendario adecuado tanto de su esquema de vacunación como de desparasitaciones, es la mejor forma de mostrarles nuestro agradecimiento y tenerlos por más tiempo como compañeros de vida” concluyó, Sandra Cortés Robles, Directora del segmento de Animales de Compañía de Boehringer Ingelheim Animal Health.

“Hasta que no hayas amado un animal, parte de tu alma estará dormida”, Anatole France