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La rabia, enfermedad que no debemos olvidar

La rabia es una enfermedad viral grave que afecta tanto a animales como a seres humanos. Aunque hoy en día se ha podido reducir su incidencia en muchas partes del mundo, sigue siendo una amenaza real, especialmente en áreas donde la educación sobre la prevención no está lo suficientemente desarrollada.

¿Qué es la rabia?

La rabia es una enfermedad causada por el virus de la rabia, que pertenece a la familia Rhabdoviridae. Este virus se encuentra principalmente en la saliva de animales infectados, que pueden transmitirlo a través de mordeduras. Aunque cualquier mamífero puede contraer la rabia, los principales portadores son los murciélagos, los zorros, los mapaches y, en el caso de nuestros amigos fieles, los perros y gatos.

Transmisión de la rabia

La rabia se propaga principalmente a través de mordeduras. Esto es especialmente preocupante en zonas donde los perros callejeros son comunes, ya que pueden estar infectados y no mostrar síntomas evidentes. Es crucial entender que el virus puede ser fatal una vez que comienzan a aparecer los signos clínicos. Por lo tanto, cualquier contacto con un animal que se sospeche que puede estar infectado debe tomarse muy en serio.

Síntomas de la rabia

Los síntomas de la rabia en animales pueden variar, pero algunos de los más comunes incluyen:

  • Cambios en el comportamiento, como agresividad o timidez extrema.
  • Parálisis progresiva.
  • Dificultad para tragar.
  • Hipersensibilidad a la luz, al sonido y al tacto.

En humanos, los síntomas pueden comenzar de manera similar, como fiebre y malestar general, pero pueden evolucionar rápidamente hacia problemas neurológicos severos, como alucinaciones y parálisis.

Prevención de la rabia

La rabia es una enfermedad 100% prevenible. A continuación, se presentan algunas medidas esenciales que todos debemos seguir para evitar la propagación de esta enfermedad:

  • Vacunación: Mantener a nuestras mascotas vacunadas es fundamental. La vacuna contra la rabia es eficaz y debe administrarse según las pautas veterinarias.
  • Evitar el contacto con animales salvajes: Educar a los niños sobre la importancia de no acercarse a animales desconocidos o salvajes puede evitar situaciones de riesgo.
  • Control de población de animales callejeros: Promover la adopción y la esterilización de animales puede ayudar a disminuir la población de mascotas sin hogar, que son uno de los principales vectores de la rabia.
  • Atención veterinaria: Si tu mascota es mordida o tiene contacto con un animal sospechoso, es vital acudir al veterinario de inmediato.

La rabia es una enfermedad que no debemos subestimar. La concientización y la educación son herramientas clave para prevenirla y proteger tanto a nuestros compañeros animales como a nosotros mismos. Al seguir las recomendaciones de vacunación y tener precaución en nuestras interacciones con animales, podemos contribuir a un entorno más seguro y saludable. Recordemos siempre que prevenir es mejor que lamentar, y que la rabia es una enfermedad que todos podemos ayudar a erradicar.