Perros

Porque le huele feo la boca a mi perro

Las separaciones, un problema tan sencillo de evitar y que traen consecuencias tan fuertes, esto es lo que provoca el mal aliento de nuestras mascotas. En tiempo de nuestros abuelos alimentar a las mascotas con restos de comida o con alimento preparado en casa era causa de deficiencias nutricionales y otros problemas de consideración, siendo de las más frecuentes la presencia de sarro en los dientes, conocido médicamente como odontolitiasis. Éste provoca halitosis, es decir mal aliento, un factor de desencuentro importante con el amigo que durante mucho tiempo se ha dedicado a nosotros.

Todo inició con el nacimiento de un cachorro de la raza que era la más conveniente de acuerdo a la orientación recibida por el médico veterinario. Fue así como adquirimos a nuestra querida perrita de raza Yorkshire Terrier, que nació de una camada de cuatro preciosos cachorros, dos hembras y dos machos. La elegimos por su carácter simpático y juguetón, corría por todo el jardín como si fuera persiguiendo algo o a alguien, y contaba ya con siete semanas de edad, tiempo ideal para llevarla a su nuevo hogar con nosotros y nuestra pequeña hija para vivir muchos años con cariño.

Tal como lo recomendó su médico veterinario, la llevamos inmediatamente a revisión para desparasitarla y posteriormente iniciar con su esquema de vacunación una vez adaptada a su nuevo hogar. Dentro de las múltiples indicaciones hechas por su médico estaba alimentarla con un alimento balanceado para cachorros, y fue ahí que fallamos terriblemente. Llegamos a casa y la presumimos con casi todos los vecinos. Durante este tiempo de presentación escuchamos diversas opiniones, la mayoría a favor de las recomendaciones recibidas pero fue en ese momento en que quisimos humanizar a nuestra mascota tomando la decisión de darle alimento hecho en casa en vez de ofrecerle un alimento balanceado… ¿por qué no? Le daremos lo mismo que nosotros comemos para que no se aburra de la misma comida todos los días, y así fue. A pesar de las múltiples recomendaciones para alimentarla de manera óptima seguimos con la dieta casera, era una manera de sentirla más como un miembro de nuestra familia que compartía todo… diversión, viajes, salidas y, claro está, nuestra comida.

Durante su desarrollo nos enfrentamos a diversos problemas que iniciaron desde edad temprana ya que los dientes de leche no mudaron en el tiempo previsto, y aunque el veterinario insistió en el cambio de dieta, hicimos caso omiso por lo que se tuvo que someter a una anestesia para retirarle esos dientes de leche que nunca mudó y que estaban haciendo que los colmillos permanentes se empezaran a enchuecar, además de empezar a retenerse restos de alimento entre los dientes. Entre una y otra cosa viviendo felices con nuestra perrita y pasó el tiempo y llegó el momento de regresar con el veterinario quien no cedió y persistió en su recomendación de cambio de dieta para evitar problemas posteriores con sus encías y dientes.

Poco a poco empezamos a notar un olor desagradable, motivo por el cual la llevamos con mayor frecuencia a que la bañaran pensando que su humor estaba modificándose con la edad. Al no haber mejoría nos presentamos nuevamente con su médico para resolver el problema ya que el olor era insoportable. Fue ahí cuando al fin nos dimos cuenta de que ese amor que le profesamos a nuestra mascota estaba muy mal enfocado ya que le había causado daño además del distanciamiento por el olor tan desagradable, todo por el alimento que se quedaba entre los dientes, acumulándose y convirténdose en sarro que le empezaba a provocar lesiones en las encías haciéndolo, además, doloroso para ella no sólo por nuestro rechazo a tenerla cerca sino por el dolor físico que sentía al comer. Fue necesario realizarle una limpieza dental que afortunadamente fue todo un éxito, pero esta necedad de darle un alimento casero a nuestra mascota le produjo un daño permanente debido a que el sarro no sólo es la acumulación de restos alimenticios, también son bacterias que causaron un daño en su corazón. Este daño es controlable, y aunque tarde, nosotros como sus propietarios hemos tomado la responsabilidad de alimentarla correctamente cambiando su dieta a lo que siempre debió haber comido, su alimento balanceado, y a realizar en casa las medidas preventivas recomendadas por su veterinario para evitar en lo posible la nueva formación de esa placa dental que no sólo la alejó de nosotros, por culpa nuestra,  sino que de manera definitiva será la causa de que nuestra adorada mascota acorte su estancia junto a nosotros.

Por MC MVZ Gerardo Garza Malacara