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Hepatitis infecciosa canina

La Hepatitis Infecciosa Canina (CAV-1) se ha convertido en una enfermedad
viral poco frecuente en muchas partes del mundo gracias a calendarios
de vacunación efectivos, particularmente en lugares donde es común la
vacunación de cachorros. No obstante, pueden ocurrir casos esporádicos,
aún en zonas de baja incidencia, de manera que sigue siendo necesaria una
vigilancia continua, y medidas preventivas adecuadas. Dada la gravedad de
esta enfermedad, es primordial incluirla en el calendario de vacunación de
todo perro como vacuna esencial.

Puntos clave que se deben recordar acerca de la enfermedad:
La hepatitis infecciosa canina se encuentra en todo el mundo y los
animales silvestres son el principal reservorio de esta enfermedad.
• El virus provoca fiebre, enfermedades renales, hemorragias y
necrosis del hígado.
• El virus puede causar una muerte rápida, algunos perros pueden
morir pocas horas después de mostrar signos clínicos.
• Algunos perros se recuperarán de la enfermedad aguda,
sin embargo seguirán el curso crónico y progresivo de la
enfermedad hepática.
• El virus y los complejos de anticuerpos pueden depositarse
en el ojo, lo cual resulta en el desarrollo de un edema corneal
y “ojo azul.”
• Los perros estarán eliminando el virus en la orina durante seis a
nueve meses después de haber adquirido la infección.
• El virus puede seguir activo durante varias semanas en el ambiente
o en objetos con los cuales la mascota enferma pudo haber estado
en contacto.
• La vacunación es altamente efectiva y prácticamente elimina el
riesgo de la enfermedad en un perro cuando se administra pasado el
tiempo de interferencia de los anticuerpos maternos.
• La vacunación con Virus Vivo Modificado proveniente de un virus
serológicamente relacionado, como el CAV-2 proporciona protección
cruzada; tanto para la enfermedad severa ocasionada por CAV-1,
como para la enfermedad respiratoria de CAV-2.
• Es posible que los cachorros no respondan a la vacunación si aún
tienen la protección pasiva adquirida de sus madres (Anticuerpos
Derivados de la Madre – ADM) al momento de la vacunación. En
consecuencia, se debe mantener un calendario de vacunación hasta
que los cachorros hayan pasado el periodo de interferencia por ADM.
Las recomendaciones del WSAVA recomiendan un refuerzo final para
cachorros a las 16 semanas o más de edad.

Epidemiología

El virus está presente en todo el mundo. Infecta a toda la
familia Canidae incluyendo zorros, lobos y coyotes, y es ese
el reservorio de vida silvestre que impide la erradicación de la
enfermedad. Antes del uso común de las vacunas en la década
de los 50´s, entre un 30 a 60% de los perros eran seropositivos
al CAV-1 en algunas áreas, con una mortalidad del 10 al 30%.
La inmunización por vacunación ha modificado totalmente
la situación epidemiológica para el CAV-1. La enfermedad
raramente se encuentra en áreas en las que la vacunación es
ampliamente puesta en práctica, contrariamente en regiones
en las que la vacunación es poco común la enfermedad es
más frecuente.
El virus es excretado a través de la orina, las heces, las
secreciones respiratorias y la saliva de perros infectados durante
infecciones agudas, y la excreción por la orina persiste hasta
seis a nueve meses. Dado que el virus sobrevive durante varias
semanas a temperatura ambiente, la orina es probablemente la
principal fuente del virus, con transmisión vía oronasal. Fómites
tales como los platos de comida o las manos pueden ser fuentes
de contagio.

Etiología

La hepatitis infecciosa canina es causada por el adenovirus
canino tipo 1 (CAV-1) un virus de ADN bicatenario serológicamente
relacionado al CAV-2, que causa enfermedad respiratoria en
perros. El virus CAV-1 pertenece al género Mastadenovirus que
es parte de la familia Adenoviridae.
Los adenovirus son virus no envueltos icosaédricos. Como
otros virus no envueltos, CAV-1 es relativamente resistente a la
inactivación en el ambiente. Los genomas de CAV-1 y CAV-2
muestran un alto grado de homología y CAV-2 Virus Vivo
Modificado es utilizado con efectividad en vacunas para
proteger contra infección por CAV-1. Sin embargo, los dos
virus pueden ser fácilmente diferenciados en el laboratorio.

Curso clínico de la enfermedad

El periodo de incubación del CAV-1 es usualmente de seis a nueve
días después del contacto con un perro infectado y de cuatro a seis
días posteriores a la ingestión de materiales contaminados. Tras la
exposición oronasal, el virus típicamente se replica en las amígdalas
y en las placas de Peyer durante 24 a 36 horas posteriores a la
infección, antes de propagarse a los nódulos linfáticos regionales.
A los tres a cuatro días de la infección, el virus llega a la sangre y
se disemina rápidamente a otros tejidos y secreciones corporales
incluidas la saliva, la orina y las heces. La infección sistémica permite
que el virus colonice los pulmones, el bazo, los riñones y el cerebro.
El virus muestra tropismo por los endotelios vasculares, las células
parenquimatosas hepáticas y el sistema nervioso central.
Los efectos citotóxicos del virus conducen a lesiones celulares
iniciales del hígado, riñón y ojo. La necrosis hepática es frecuente y
fatal en perros con un título bajo de anticuerpos de neutralización
viral. Sin embargo, si se desarrolla una respuesta inmune suficiente
hasta 7 días posteriores a la infección, el virus puede ser eliminado de
la sangre y del hígado, y el daño al hígado se hace menos extenso.
Una respuesta inmune parcial puede conducir a una hepatitis crónica,
fibrosis hepática y enfermedades del complejo inmune.
Con frecuencia se dan complicaciones por el depósito de complejos
inmunes, tales como la glomerulonefritis. Estos complejos también
son responsables del edema de la córnea conocido como “ojo azul.”
Una reacción de hipersensibilidad de tipo III es común en este caso, y
causa uveítis anterior, iridociclitis y edema de la córnea.

Las complicaciones adicionales pueden ocurrir porque los perros
infectados son más propensos a desarrollar pielonefritis bacteriana
de manera secundaria al daño renal causado por CAV-1. La
coagulación intravascular diseminada es otra complicación frecuente
y es desencadenada por la combinación del daño a las células
endoteliales, la activación generalizada de factores de coagulación
y la disminución en la producción de factores de coagulación. Las
lesiones necróticas se presentan en varios órganos a causa de la
replicación viral en las células parenquimales, especialmente en el
hígado y los riñones, y en las células reticuloendoteliales del hígado
y los tejidos linfoides. Los síntomas neurológicos son secundarios al
daño vascular en el sistema nervioso central.
Durante la etapa aguda de la infección los perros pueden presentar
desde signos graves hasta ocasionar la muerte. Otros signos clínicos
pueden incluir vómito, dolor abdominal, diarrea hemorrágica,
fiebre, taquicardia, laringitis/faringitis, tos, dificultades respiratorias,
linfadenopatía, hepatomegalia, coagulopatías por ejemplo petequias,
equimosis, epistaxis, etc. Síntomas neurológicos, edema corneal, y
edema subcutáneo. La ictericia usualmente no aparece con la forma
aguda de la enfermedad. CAV-1 también está asociado con una
infección respiratoria similar a la provocada por CAV-2 presentando
laringotraqueitis, bronquiolitis necrosante y también necrosis focal
del epitelio respiratorio de los cornetes nasales y las amígdalas.
Luego de la recuperación, el virus ya no está presente en la sangre,
la saliva o las heces, pero persiste en el epitelio de los túbulos
renales y sigue siendo excretada en la orina durante seis a nueve
meses. Después de la recuperación se puede desarrollar una
opacidad corneal temporal “ojo azul”, normalmente de una a
tres semanas después de que se han resuelto los signos agudos.
Puede provocar ceguera temporal. Este edema desaparece
espontáneamente varios meses después. La glomuronefritis
también aparece durante este tiempo.

Diagnóstico

Se sospecha la presencia de hepatitis infecciosa canina en perros no vacunados de menos de 1 año de edad si
los signos clínicos relevantes están presentes. No obstante, se debe diferenciar del moquillo y de la enfermedad
hemorrágica canina provocada por el herpesvirus canino. También se le debe diferenciar de la salmonelosis,
leptospirosis, intoxicación por rodenticida y cualquier otra enfermedad del hígado.

EXÁMEN FÍSICO
• Presencia de edema corneal +/- uveítis anterior “ojo azul”

DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO
Hallazgos clínicos en laboratorio:
– Leucopenia, linfopenia, neutropenia (temprano en la
trayectoria de la enfermedad)
– Incrementos en ALT, AST, ALP
– Niveles elevados de amoníaco sérico o ácidos biliares
– La hipoglicemia puede estar presente en la etapa terminal
de la enfermedad
– Anormalidades de coagulación:
• Trombocitopenia
• Prolongación de los tiempos de protrombina, protrombina
parcial activada y trombina
– Bilirrubinuria marcada, es poco
común la hiperbilirrubinemia
– Proteinuria
• Abdominocentesis:
– Fluido desde claro hasta rojo vivo
– Usualmente un exudado con una gravedad específica
de más de 1.020 debido al alto contenido de proteína
y de células inflamatorias
• Punción de fluido cerebroespinal:
– Puede ser dentro del intervalo de referencia
en perros con signos neurológicos debidos a
encefalopatía hepática
– Puede ser anormal en perros que desarrollan encefalitis a
causa de la localización del virus en el cerebro
* Los resultados de las anteriores pruebas de laboratorio son
las principales puebas para el diagnóstico de la hepatitis
infecciosa canina en el ejercicio clínico. *
• Serología:
– Serología pareada o perfiles de anticuerpos: Títulos
más altos luego de infección natural vs. vacunas MLV
(Virus Vivo Modificado)
Aislamiento del virus:
– La orina es la muestra de primera elección para el asilamiento
viral; ya que el CAV-1 puede ser aislado de la orina durante al
menos seis a nueve meses posteriores a la infección.
– El virus CAV-1 puede ser cultivado de la mayoría de tejidos
o secreciones del cuerpo, excepto los del hígado. Cultivar
el virus del hígado puede resultar difícil porque la arginasa
hepática inhibe la replicación, o a causa de latencia viral en
perros con hepatitis activa crónica.
• Inmunofluorescencia:
– Se deben presentar secciones del hígado o del riñón
• Histopatología:
– En el examen histopatológico del hígado, los riñones y los
pulmones revelan la presencia de inclusiones intranucleares en
las células infectadas
• PCR:
– Si la mascota esta con vida se pueden utilizar muestras
de sangre, orina, descargas nasales u oculares; si llega a morir
las muestras podrán ser de tejidos del pulmón, hígado, riñón
o linfático
– Prueba muy sensible
– Capaz de distinguir entre CAV-1 y CAV-2
• Necropsia:
– Se observan hemorragias petequiales y equimosis. El tejido
conjuntival es edematoso y levemente ictérico. La cavidad
abdominal muestra ascitis. El hígado está de color café
amarillento, congestionado, y muestra necrosis centro-lobular.
En la hepatitis infecciosa canina es característico observar un
pronunciado engrosamiento de la pared del bazo, también
congestión y lesiones hemorrágicas en el bazo, los nódulos
linfáticos, el timo, el páncreas y los riñones.

Tratamiento

El tratamiento de la hepatitis infecciosa canina es
sintomático y de apoyo, con el objeto de mantener
al paciente hasta que se llegue a la etapa de
regeneración hepatocelular:
• Terapia de fluidos.
• Mantener la normoglucemia con infusiones de glucosa
según sea necesario.
• Anticoagulantes y transfusiones de plasma/sangre entera.
• Abordar la hepatoencefalopatía, cuando esté presente, con
tratamientos para la reducción del amoniaco tales como la
reducción de la ingesta de proteínas, enemas acidificantes, lactulosa
y acidificación de la orina.
• Terapia antimicrobiana.
La enfermedad del ojo azul como secuela de la infección primara
desaparece espontáneamente, pero la recuperación puede tardar
varios meses y pueden persistir pequeñas manchas corneales blancas
que no afectan la visión.

Vacunación

La vacuna contra la hepatitis infecciosa canina es una
vacuna esencial por lo que debe ser administrada a todos
los perros. Las vacunas actuales se benefician de la cercana
relación antigénica entre CAV-1 y CAV-2 y contienen CAV-2
atenuado, no CAV-1. Anteriormente se utilizaban vacunas
formuladas con Virus Vivo Modificado CAV-1 ya que fueron
efectivas y protegían al perro con una sola dosis, aun así,
estas vacunas formuladas con CAV-1 resultaban en lesiones
oculares, con o sin opacidad corneal, y persistencia renal del
virus con lesiones asociadas y excreción viral en la orina con
una frecuencia mayor a la deseada. Ahora la vacuna basada
en CAV-2 no induce ninguna de las condiciones descritas
anteriormente, y proporciona inmunidad de larga duración.

La presencia de anticuerpos derivados de la madre interferirá con
la vacunación. Se debe comenzar a vacunar a los cachorros desde
las 6-8 semanas de edad con refuerzos regulares después de las
12 semanas de edad. Las recomendaciones de expertos sugieren
continuar la vacunación hasta las 14-16 semanas para asegurar que
el cachorro haya superado la edad de interferencia por anticuerpos
maternos. Esto es particularmente importante si la madre había sido
vacunada con regularidad o si vivía en un ambiente contaminado.
Las vacunas contra la hepatitis infecciosa canina deben ser reforzadas
al año de edad. Luego de esa dosis, la inmunidad es de larga
duración y las recomendaciones de instancias internacionales indican
que un refuerzo cada tres años debe proporcionar protección
suficiente. Perros adultos cuya historia de vacunación es desconocida
deben recibir una dosis inicial, con la que de acuerdo a estas mismas
recomendaciones se debería lograr la protección esperada. No
obstante, los laboratorios fabricantes generalmente recomiendan un
refuerzo a las dos a cuatro semanas para asegurar inmunidad.

USO DE TITULOS

Los títulos pueden ser utilizados para determinar si un animal
ha logrado desarrollar una respuesta apropiada de inmunidad
a una vacuna, dado que se ha demostrado que títulos de
anticuerpos para adenovirus se correlacionan bien con la
protección. Situaciones en las cuales se puede considerar la
titulación en un perro previamente vacunado:
• Después de la serie inicial de vacunas. El título puede ser
evaluado al menos dos semanas posteriores a la última
vacuna de la serie en el cachorros para determinar si ha
desarrollado una respuesta inmune activa a la vacunación
y estará protegido por la vacuna.
• En lugar de la vacunación en animales con histórico de
reacción pos vacunal previa
• Para propietarios que buscan minimizar las vacunaciones
En la práctica, títulos serológicos para adenovirus
son solicitados con menor frecuencia en vista de
que es más probable que los perros tengan un
título protector:
• Hay muy pocos perros que no responden a esta vacuna por
motivos genéticos, se estiman en 1 en 100,000 perros, contra
1 en 5,000 para el moquillo canino y en 1 en 1,000 para el
parvovirus canino.
• Es probable que los perros estén naturalmente protegidos
luego de estar expuestos al muy común virus respiratorio
canino adenovirus 2 (CAV-2) o por vacunas contra
enfermedades respiratorias que contengan ese antígeno.

FALLAS DE INMUNIZACIÓN

Existen algunas situaciones en las que la vacunación
de una mascota contra el adenovirus canino no provoca una
inmunización activa:
• La razón más significativa en perros jóvenes es la interferencia por
anticuerpos maternos.
• Protocolos incompletos o inapropiados de vacunación de cachorros
también resultarán en protección nula.
• Se estima que uno de cada 100,000 perros no responde a la
vacunación contra la hepatitis infecciosa canina debido a algún
trazo genético para desarrollar una respuesta inmune protectora.

Puntos clave para el diseño del calendario de
vacunación de acuerdo a las recomendaciones
del WSAVA en 2016 para la inminización de
perros y gatos
• Las vacunas deben ser almacenadas en refrigeración y
monitoreadas regularmente cuya temperatura se debe mantener a
4° C. Productos colocados demasiado cerca de un compartimento
de congelación pueden congelarse.
• Vacunas desidratadas deben ser reconstituidas inmediatamente
antes de ser usadas, y desechadas luego de una hora si no fueron
utilizadas en ese lapso de tiempo.
• No mezclar vacunas en una misma jeringa salvo que hacerlo esté
expresamente autorizado por el fabricante.
• No re-utilice jeringas ni agujas.
• No utilice alcohol u otros desinfectantes en el sitio de la aplicación
ya que puede desactivar algunos componentes de la vacuna.
• Asegúrese que la fecha del producto no esté vencida y tome nota
del número de lote, los componentes de la vacuna y el sitio de
aplicación en la historia clínica de la mascota.

Descontaminación hospitalaria

El Adenovirus Canino 1 es relativamente resistente a la
desactivación ambiental. No obstante, la desactivación ocurre en
un ambiente alcalino a un pH igual o mayor a 9. Solución de Cloro
(hipoclorito de sodio al 5%) en una dilución 1:32 (1/2 tasa por galón)
es efectivo contra el virus. Sin embargo, las superficies deben
ser limpiadas a fondo antes de ser usadas, pues el Cloro será
inactivado por restos orgánicos.
No es necesario esperar un periodo de tiempo determinado tras
la desinfección para volver a utilizar el área, aunque el proceso de
limpieza, desinfección y secado puede ser repetido una segunda
vez como una precaución adicional.