Vacunación Animal: su rol fundamental en la salud preventiva y el desarrollo productivo
En un mundo cada vez más globalizado las distancias se acortan, se incrementa el movimiento y la circulación de bienes y personas, y aumenta el riesgo de propagación de agentes patógenos. Lo hemos visto durante la pandemia del Covid-19 y el reciente aumento de enfermedades como el Dengue en Latinoamérica, que dependen de un vector animal para propagarse e impactar en la salud humana.
Las enfermedades transfronterizas de los animales se transmiten con gran rapidez y pueden provocar graves secuelas. Aunque a nivel mundial se hacen múltiples esfuerzos para controlarlas, enfermedades como la fiebre aftosa, la peste porcina africana o la gripe aviar siguen circulando e introduciéndose de forma periódica en diferentes regiones del mundo, incluso en aquellas que han estado libre de esas enfermedades durante mucho tiempo.
El trabajo de los médicos veterinarios en el diseño e implementación de una estrategia sanitaria adecuada, incluyendo el cumplimiento de los esquemas de vacunación necesarios con soluciones eficaces, de calidad y destinadas a cada contexto en específico, resulta clave para trabajar en su prevención. Además, aseguran el bienestar animal y protegen la salud pública. Estas buenas prácticas en el manejo de la salud impactan de forma positiva en la productividad, evitando pérdidas económicas derivadas de enfermedades que pueden evitarse y a su vez contribuyen significativamente a garantizar la seguridad alimentaria, satisfaciendo las necesidades de la población actual.
Si bien anticiparse a estas enfermedades implica gestionar importantes desafíos de colaboración y coordinación, las consecuencias de no hacerlo pueden provocar escenarios de gran complejidad para los países.
Por la dificultad que conlleva erradicar la fiebre aftosa y otras enfermedades transfronterizas, trabajar en su prevención resulta sumamente necesario para proteger a los rebaños y controlar eventuales brotes. Así lo demostró el reciente caso de Indonesia, país que ha sido libre de fiebre aftosa sin vacunación desde 1986, hasta que en 2022 registró un brote que le ocasionó pérdidas económicas devastadoras en el orden de los 6.000 millones de dólares y expuso la seguridad alimentaria de la población. A través de la rápida implementación de un plan de contingencia que implicó la aplicación de vacunas de alta calidad, el país logró controlar los efectos de la emergencia e iniciar el proceso de recuperación de stock y de mercados.
En los últimos años, se han realizado grandes avances tecnológicos en materia de salud. Sin embargo, la herramienta de prevención de enfermedades más efectiva fue, es y seguirá siendo la vacunación. La misma es esencial para prever, mejorando la calidad de vida de los animales y las personas, evitando pérdidas económicas e impactos sanitarios. Del mismo modo, contar con vacunas de alta calidad es clave para lograr con éxito las estrategias implementadas.
Por esto en el Día Mundial de la Vacunación Animal nuestro mensaje es: Vacunar para controlar, vacunar para prevenir.