Perros

¿Mis perros o mis hijos?

Esta es una pregunta muy extraña para un padre, y ciertamente la respuesta sería obvia, por lo menos para mí y es: MIS PERROS, bueno, tal vez sea una respuesta polémica, pero el cariño y acercamiento que tengo con mis perros, rebasa cualquier aprecio que haya tenido en mucho tiempo.

Aunque lo sé, el cariño por la familia, sobre todo por tus hijos, es tan bien muy especial, pero ahora que mis hijos son grandes, y ambos están en sus treintas; para mí elegir se vuelve mucho más fácil y siempre son mis perros.

Esta segunda vez debí decir mis hijos, creo que me traiciona el subconsciente y en tono bromista siempre elijo a mis perros, sin embargo, ciertamente quiero mucho a mis hijos, pero ahora que son adultos, son responsables y son arquitectos de su destino la relación que tengo con mis perros sigue siendo más paternal que en el caso de mis hijos es más de amigos, y si bien a veces escuchan mi consejo, normalmente ellos siguen su propio camino y escogen sus propias decisiones, a veces me gustan, a veces no; pero las respeto y espero que las cosas les salgan bien.

Supongo que eso es lo que puede hacer un padre, tratar de darles las herramientas necesarias a sus hijos, para que un día, ellos forjen su camino de la mejor manera.

Así que sí, amo a mis hijos, e incluso hoy, haría cualquier cosa por ello; pero cuando se habla de mis perros y de cómo todavía necesitan de mí, de mis cuidados, de mi amor, y siempre están conmigo, pues bueno, esto hace que mis perros tengan un lugar muy importante y especial en mi corazón, a la par que mis hijos, y a veces terminan más consentidos mis caninos con regalos, premios y muchas atenciones.

Ahora, esto no siempre fue muy aceptado o bien visto, y recuerdo mucho cómo mi hijo, siempre solía quejarse cuando sacaba a mi perra labrador, llamada Kenny, cuando hacía calor la sacaba por un helado y mi hijo solía molestarse; pero el pasaba mucho tiempo con sus amigos y metido en sus cosas, y la compañía que solía tener siempre de forma incondicional era ella, y cuando el calor era insoportable, ella era quien solía acompañarme por un helado.

Pero saben que es lo mejor de esta vida, es que no debes elegir cuál cariño es más importante o a quien querer más, si algo aprendí en esta vida, es que hay amor para todos y a tus perros los puedes querer tanto como a tus hijos, porque eso terminan siendo.

No hay que escoger, hay que querer.

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Edgardo Flores