Nunca culpes al perro equivocado
¿Alguna vez has llegado a casa y todo el lugar está destruido?, ahora, esta es una de esas sorpresas de la vida del tipo negativas, que cuando la vives, es como un balde de agua fría en la cabeza, una situación que te genera mucha molestia y frustración; esto puede hacer que reacciones de manera inmediata enojado y desquites ese enojo de manera desproporcionada con quien crees, fue el causante de esos destrozos, pero no olvides, a veces no es quien tú crees, nunca culpes al perro equivocado de un delito que no cometió.
Creo que lo más importante, antes de educar a nuestros hijos y nuestras mascotas, es estar calmados y serenos, pensar que las cosas son reemplazables y con base en ello, regañar, disciplinar y educar de una manera correcta y que corresponda a la magnitud del evento, porque cuando regañamos en el momento, yo lo sé por experiencia, eso puede resultar mal.
Además, no solo hay que reaccionar a los imprevistos y las travesuras, y en verdad debemos saber quién fue el responsable de dicha travesura, hablando de niños o mascotas y no hay que regañar al que se ve más culpable o al que está cerca del caos y antes hay que investigar, ¿Quién fue?
Cuando tienes más de dos perros y sucede una travesura, es muy común siempre culpar al mismo perro, de todas las travesuras, pero ¿por qué hacemos esto?
Voy a contarte una anécdota de cuando era joven y recién casado, una anécdota que sigo recordando y aún, hoy después de 30 años, me sigue remordiendo la conciencia.
Justo cuando me case, tenía un gran danés muy educada y entrenada, era una perra adulta bien portada, y mi esposa tenía un siberian husky que le regale unos meses antes, era un cachorro precioso. Por cuestiones de trabajo, ambos salíamos de casa y dejábamos en el departamento a los dos perros, y uno de los primeros días que regresamos de trabajar, toda la sala, los sillones, estaban destruidos por completo, parecía un desastre masivo.
Mi esposa, muy enojada, me pidió que corrigiera a mi gran danés, que era la perra grande, la adulta y un cachorro no podría hacer semejantes destrozos. Así que con todo el dolor de mi corazón regañe a “chispa” de una manera muy fuerte y como castigo se quedó encerrada en el baño.
La sorpresa al día siguiente, fue que cuando regresamos, lo que no había sido destruido de la sala, ahora sí lo estaba.
Oh sorpresa, no había sido mi chispa, sino el cachorro, y además de sentirme muy mal por haber regañado al perro equivocado, el no haber tomado la acción correcta, me dejo sin sala.
La moraleja de mi historia, es que nunca debes culpar a un perro por algo que crees que hizo, no importa el tamaño, la edad o sus características y antes de regañar a un miembro de tu manada debes saber quién lo hizo.