Perros

Una perrita que adora a su mamá perruna

Nunca había visto tanta ternura, en verdad, lo juro, y en todos mis años de vida, teniendo perros, nunca había visto un apego materno de este tipo, en perros.

Y lo sé, he tenido perros desde que tengo memoria y si algo aprendí al observarlos y convivir tanto tiempo con ellos, es que una perrita, que tiene cachorros, ella daría la vida por sus perros sin pensarlos, para cuidarlos y protegerlos; simplemente el amor de madre traspasa fronteras de especie y ellas cuidan a sus cachorros con todo lo que tienen.

Y así es Chuleta, mi bulldogcita de 6 años, que hace dos años, tuvo 3 cachorros que ama con todo su corazón y a pesar de que ya tienen dos años, sigue cuidándolos y protegiéndolos de todo, pero también los limpia y acicala con esmero, paciencia y dedicación a pesar de que ellos no se dejan y terminan gruñendo a estos tiernos gestos, todos, excepto una perrita de la camada, Chloe, que no hay nada que disfrute más que los mimos de su mamá.

Y el gran amor que le tiene su mamá es recíproco, y ella adora a su mamá, siempre están juntas, se duermen en el mismo lugar, lomo con lomo, y ese amor, incluye juegos, corretearse y morderse jugando.

Definitivamente es muy tierno ver a esas dos perritas quererse y ser tan unidas.

Se adoran, pero últimamente este amor es sorprendente y ellas se buscan todo el tiempo.

Bien, tendré que explicar, Chloe duerme conmigo y su mamá Chuleta con mis papas, pero todas las noches, Chloe después de estar un rato conmigo tiene una gran urgencia por salir y hace pocos días descubrí la razón y es que Chuleta va a mí cuarto, espera fuera de la puerta para llamarla y juntas se van a dormir.

Lo sé, me hizo llorar de la ternura.

Pero la historia no termina ahí, no es solo Chuleta buscando a su hija, es Chloe buscándola a ella y el otro día, que mi hermano comía galletas y le dio una a Chloe, que ama las galletas, es la versión de Lucas come galletas en perro, tomo la galleta y corriendo fue a buscar a su mamá para dársela y cuando la encontró la dejo en sus patas, mientras Chuleta la tomo para comerla.

Otra vez me mataron con su ternura.

Nunca en la vida, había visto un acto así de ternura y compartir algo que a un perro le gusta mucho, con otro perro que quiere.

Ahí me di cuenta, cuanto ama esa perrita, a su mama perruna.